y al final...ya ni entiendes como has llegado hasta aquí...

lunes, 30 de enero de 2012

s-weed dreams 1

Ven, entra, es un cuarto pequeño pero sabrá ocultarnos del frío de afuera.
quieres un cigarro? bien, se me han acabado. Pero tengo algo que cortará con la tensión en el aire, que tus nervios y los míos, casi podrían hacer un muro cuando bien podríamos tomarnos de las manos y darnos aquel abrazo que tanto he añorado.
No me digas que nunca la has probado, si tu presumías de saber de estas cosas...ah perdón, es que has cambiado tanto, que creo no reconocerte; o puede tal vez, que nunca te haya conocido.
Mis palabras te motivan, y lo intentas...si pareces toda una profesional, pero he de confesar que me asusta como me miras mientras lo haces, algo me dice que esta será una larga noche...de esas que no debieron haber sucedido, y mucho menos de esta manera.
pides música, y yo te lo concedo: ¿que quieres escuchar?
tomo el cigarro y aspiro casi con desesperación, intento llegar a lo esperado lo más rápido posible, no vaya a ser que tengas que irte como siempre, o alguien te esté esperando.
-no sé, lo que tu quieras - respondes, y yo me quedo con la duda ¿las viejas canciones del ayer serán adecuadas para el momento? ¿o tal vez las canciones que te dedicaba muy en silencio?
Insisto con la pregunta, y tú, un poco entrando a los efectos me dices:
-una que nos sepamos las dos.
Y como bala me entra en la cabeza aquella canción que me dedicaste alguna vez, pero sigo en mi dilema, ¿será adecuada para la ocasión? Creo que ya no me importa tanto, he escuchado al pudor cerrar la puerta al salir, y a mi orgullo saltar por la ventana. El viaje ya empezó para mi, y por tu mirada diría que estamos igual.
Los primeros tres acordes suenan, y me miras con ojos de pistola, seguida por una sonrisa que me hace temerte. Yo te respondo con una sonrisa más tímida, casi culpable.
-¿Por qué esa canción? - preguntas tú de la nada,  lo siento, pero esta vez no tengo una respuesta preparada, por lo que y dado a mis condiciones, no me queda más que responder con la verdad.
-Porque supuse, nos la deberíamos de saber las dos...y creo que no me equivoco.
-...uhm..- es todo lo que respondes, entonces, sentí caer en algo oscuro y profundo...tal vez tus ojos,  sólo atiné a agachar mi cabeza, y suponer que no querías hablar del tema. Que decepción, me dije...por eso es que en primer lugar, te he traído hasta aquí. Además, ¿de que otra cosa relevante podemos hablar tú y yo? ¿del clima? ¿de la escuela? de eso ya hemos hablado antes, y jamás nos ha llevado a algún lado. Siempre terminamos donde mismo: hablando de estupideces del pasado, jugando a ver quien aguanta más el recuerdo bochornoso de un amor tan ingenuo, tan disparatado.
-¿todavía me quieres? - avientas la pregunta al aire, y a mi me cae el cielo encima; literalmente lo pude sentir. Entonces no supe que responder, ¿debería responder con la verdad? ¿debería asegurarme de que no me vas a lastimar? Pienso en las veces que he hablado contigo, y como luego resulta que te sientes culpable por darme ilusiones, pero también, esa última vez que te dije que no, no supiste como responder...sólo te pusiste a la defensiva. He decidido no mentir esta vez, será lo que al final resulte...que después podré culpar a mi estado poco coherente, poco racional, poco conveniente; aunque de eso nada por el momento.
-Por ratos creo que sí -cuido excesivamente mis palabras, puede que después me arrepienta de no haber sido totalmente honesta, pero por ahora es lo que hay, aunque olvidé preguntar algo clave...
- Y t...-yo también- pregunto y respondes al mismo tiempo...y ahora mismo, ya no se que decir. Por experiencia he aprendido que seguirte presionando con el tema siempre resulta en respuestas que yo quiero escuchar de tu parte, y entonces alegas que sólo respondiste porque no te di tiempo de argumentar algo más, por lo que decido dejar que seas tú quien hable ahora, que hemos tocado lo que nos interesa.
das otra calada al cigarro, por lo que me gustaría pensar que te estas dando valor para hacer tu próximo comentario. Camino a mi computadora y pongo más música... otra canción del recuerdo, ¿por qué no? tal vez y logre mi cometido esta noche, aunque, ni si quiera tengo claro cual es.
-Esa canción me hace sentir drogada -comentas casi riéndote
-Es que estás drogada querida -te respondo con una media sonrisa en mi rostro, y tú empiezas a reírte.
A este punto su risa me suena a los acordes, voces, y letras de nuestro tiempo. Hace tanto eco en mis paredes, que creo estar atrapada en el sonido de su voz, estoy tan estática en mi lugar mirándola, semiacostada en mi cama, recargada en la pared. Es tanto lo que siento, y tan poco lo que puedo expresar; tengo miedo a romper el momento con mi voz, tengo miedo a decir algo que le haga querer irse. Pero no puedo contener lo que siento.
Dejo salir un suspiro sonoro, mientras su risa se apaga. me duele el rostro; concretamente las mejillas creo que he mantenido esta media sonrisa mientras la veía. Es inevitable preguntarme: ¿y ahora que viene? este estado de presdisposición perpetua en el que vivo...ni fuera de mí me deja vivir al momento.
-¿Y que tal, cómo te ha ido?- es lo único que se me ocurre preguntar, una charla diplomática, lo menos que quiero ahora, y es a lo que termino guiando.
-Pues bien...- Es tu única respuesta, y no sé por qué me esperaba más palabras de tu parte si tu siempre has sido así cortante, descubriendo muy poco de ti.
-Mujer tan cortante como siempre - te respondo en forma de broma, y tu sonríes.
-Nunca te dije cuanto amaba tu sonrisa, es como de esas cosas raras que uno se encuentra por accidente, pero de esos accidentes que ponen de buenas. Contagias, infectas de todo eso que llevas dentro; quisiera haberte hecho sentir lo mismo, pero creo que después de todo no era yo por quien sonreías, ni por quien llorabas, o al menos eso me diste a entender tantas veces, que ahora que lo pienso me siento tonta siquiera al pensar todo esto, me siento estúpida por lo que siento, aunque a veces pienso que puede ser tu situación también, y refuerzo mis desvaríos con el recuerdo de aquella vez cuando peleamos, que me dijiste que te dijera si te quería, y te pregunté ¿para qué?...y tu respondiste: 'para saber que no estoy haciendo el oso de mi vida'...exactamente así me siento yo, haciendo el mayor ridículo de mi vida.
La música dejó de sonar, y mis últimas palabras seguían en el aire. Me arrepentí, pues todo empezó como un pensamiento, y no supe en qué momento mis labios se abrieron para empezar a vomitarle verdades a la cara.
Y ahora tengo miedo, que me respondas algo que me haga sentir mejor, que me quieras entumecer las heridas con dulces palabras, que no respondas honestamente, porque te de entre lastima y ternura verme así de vulnerable, así...tan aún muriéndome por ti.